¿Sufres tú el síndrome de la mujer agotada?

Todas las mujeres lo acabamos sufriendo de una manera u otra por razones muy diversas. ¿Cuántas veces has dicho "es que ya no puedo más"?

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sindrome mujer agotada

Mujeres hablando en el salón

Pilar Benítez
Pilar Benítez

Experta en cocina terapéutica

Está demostrado: entre los 30 y los 45 años, cuando te reúnes con amigas de tu edad con hijos, la frase que más se repite es “estoy agotada”.

A mí me ocurre con frecuencia. Yo soy de las que intentan ver siempre el vaso medio lleno, pero lo cierto es que también me siento exhausta al final del día. Que no quiera reconocerlo ante los demás se debe más a que huyo de transmitir “mal rollo” que a que no sea verdad. Y además, quejarme me hace sentir culpable.

¿CONCILIAR ES UN MITO?

Los medios de comunicación hablan siempre de eso de la “conciliación familiar”. El feminismo ha ayudado a que en la actualidad los padres y madres jóvenes se repartan las tareas de forma muy igualitaria, pero, en general, la sociedad tiene unas normas muy viejas que nos impiden avanzar a nivel profesional con la misma rapidez que los hombres, y esto acaba repercutiendo en la vida familiar.

Las mujeres somos más benévolas con los demás que con nosotras mismas

La psicóloga María Jesús Álava Reyes afirmaba en una entrevista que los hombres “se perdonan muy bien a sí mismos y a los demás, mientras que las mujeres perdonamos muy bien a los otros, pero somos demasiado autoexigentes para darnos permiso a nosotras mismas, de modo que acabamos responsabilizándonos de todo”. ¿A qué os suena?

ELLA PODRÍAS SER TÚ

  • “Yo no me considero autoexigente. Lo cierto es que me conformo con pocas cosas y podría vivir tranquilamente en una isla tropical, todo el día en bikini y alimentándome de cocos. Pero lo cierto es que en mi situación actual, con un trabajo que me gusta, un marido que adoro y dos hijos preciosos, mi única obsesión es que todo esté en orden, que coman de forma saludable, que no se pongan enfermos y que sean felices. Pero la mayoría de días el tiempo no me da para todo, y acabo agotada. Todos los expertos coinciden: ¡Tienes que encontrar tiempo para ti misma! Perfecto y eso, ¿cómo se hace? ¡Tienes que hacer deporte! Muy bien, me encanta hacer ejercicio, pero ¿cuándo voy a ir al gimnasio si llego a casa a las siete, justo a tiempo para hacer la cena, ayudar a mis hijos con los deberes, bañarlos y acostarlos? ¡El sexo es sano! Genial, totalmente de acuerdo, pero cuando llego a la cama no tardo ni tres segundos y medio en quedarme dormida. Y, al final, me siento culpable.” Mónica, 43 años

Cada uno de los artículos de este blog que inauguramos hoy (¡que ilusión!) empieza con un episodio de la vida de un personaje, María, Teresa, Elsa, Mónica, Lola….podrías ser tú o una amiga tuya o una hermana o una compañera de trabajo.

El testimonio de mujeres anónimas nos ayudará a identificar objetivos


Me gustaría que vieras en ellas un espejo. Nuestra protagonista nos hablará de su día a día, de sus problemas cotidianos y de sus pensamientos.

Quizás te sientas identificada con algunas cosas y con otras no:

  • A lo mejor tú no tienes hijos, o tienes más que ella; quizás tu trabajo te ocupa mucho más tiempo que a ella, o al contrario; quizás tú no estás casada y tienes una gran vida social.
  • Sea cual sea tu caso, espero que puedas verte reflejada en muchas de las situaciones que vamos a plantear aquí. Y que las soluciones que voy a proponerte te sirvan para estar más tranquila, con más energía y con la sensación de estar viviendo la vida que tú quieres.

Nuestra protagonista es un ejemplo de una generación de mujeres con una problemática única en la historia:

  1. Mujeres que deben hacer compatible la vida familiar con unos horarios laborales extensos, intensos y exigentes.
  2. Se espera de nosotras que seamos unas buenas parejas, unas excelentes madres, unas profesionales competentes y, además, unas mujeres con buen aspecto y con una sonrisa en una boca de dientes perfectamente alineados y blancos.
  3. Pero tenemos que priorizarnos y cuidarnos si no queremos vernos abocadas a sufrir cansancio crónico, un desgaste exagerado y, en general, un envejecimiento prematuro, o aún peor, enfermedades degenerativas. Nadie va a hacerlo por nosotras, así que tenemos que espabilar, no hay otra.

Por eso este blog, además de ofrecerte un método para el cambio personal, tratará de motivarte para que no desfallezcas.

¿Tú QUÉ TIPO DE MUJER ERES?

No pienses que te hablo desde una posición alejada. Yo también he vivido el «síndrome de la mujer agotada».

Hace años tuve un problema de salud grave que, después de algunas vueltas e incertidumbres, me llevó a la medicina natural y a una forma diferente de afrontar la vida. Luego seguí buscando recursos para poder atender todas mis responsabilidades y mi día a día sin volverme loca. Y finalmente, con el tiempo y la práctica, he logrado sentirme en armonía con mi vida y compaginar la crianza de mis cuatro hijos con una intensa y rica vida profesional.

Sentirte en armonía después de una mala etapa requiere trabajo pero se consigue


Desde hace años hablo cada día con un buen número de mujeres a las que trato de ayudar y he observado que nos podemos clasificar en:

  1. TODO ES "NORMAL": Las que sufren esa hiperactividad y ese agotamiento pero lo ven como algo normal porque lo han integrado y están convencidas de que la vida (en familia) es eso. Se han resignado y no se plantean la posibilidad de cambiar.
  2. ASÍ NO, PERO ¿CÓMO?: Las que se quejan de su vida, de que están agotadas, de que no tienen tiempo para ellas mismas ni para cuidarse, pero no se atreven a cambiar pues al menos tienen la situación bajo control y sienten que pisan terreno conocido. Les reconforta pensar aquello de «más vale malo conocido que bueno por conocer.
  3. "NO SÉ POR DÓNDE EMPEZAR": Las que están mal y saben que tendrían que cambiar pero no saben cómo o no tienen la energía para averiguarlo (este grupo es cada vez más numeroso ).
  4. "ME PLANTO ¿Y AHORA QUÉ?": Y las que intentan cambiar su forma de vida pero les resulta muy complicado por circunstancias diversas, principalmente porque no encuentran una manera eficaz de hacerlo, una buena metodología de transformación, con lo que acaban siempre volviendo a la situación de partida o logrando avances tan mínimos que se desesperan.


PONTE YA MANOS A LA OBRA

Y para cada tipo de mujer podemos adaptar los cambios:

  1. A las primeras les diría que la vida no es sufrimiento y que no tiene porque ser tan dura; que pueden cuidarse y tener tiempo para ellas; que hay otras formas de vivir y que no tienen porque resignarse. Muchas de ellas acaban llegando a los cuarenta y tantos en muy malas condiciones físicas y de desgaste personal.
  2. A las segundas les diría que para cambiar hay que atreverse, hay que lanzarse, hay que probar y arriesgarse. Les diría que dejen de lamentarse, que las cosas no ocurren por culpa de los demás sino por nuestras propias decisiones. Y que la energía que utilizan en quejarse la utilicen para hacer cambios.
  3. A las terceras les recordaría que hay una forma eficaz de cambiar de vida, de recuperar la energía vital, de cuidarse, de sentirse mujer además de madre y de llevar una vida más satisfactoria, tanto en el presente como con vistas al futuro.
  4. Y a las cuartas, que lo que les falta probablemente es un método para cambiar y consolidar los cambios y que de la mano de este blog lo pueden ir encontrando. Ellas y todas.

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