El cerebro sigue siendo un misterio y el alzhéimer una enfermedad compleja en la que intervienen muchos factores. Entre 10 y 15 años antes de que aparezcan síntomas evidentes de deterioro cognitivo el cerebro ya puede experimentar cambios.
Detectar esos cambios lo antes posible ayudaría al diagnóstico temprano y a retrasar la aparición de los síntomas. Y los ojos podrían ofrecer pistas más que fiables en este sentido.
Científicos de la Universidad de California-San Francisco (UCSF) han demostrado que los escáneres de retina pueden detectar cambios en los vasos sanguíneos del cerebro que pueden proporcionar una señal temprana de alzhéimer.
Y es que las imágenes de la retina ofrecen información sobre cómo actúa uno de los genes que más aumenta el riesgo de alzhéimer.
una variante genética que aumenta el riesgo
Las personas portadoras de la variante del gen APOE conocido como APOE4 son las que tienen más riego genético de sufrir alzhéimer.
El gen APOE lo tenemos todas las personas y se puede presentar como resultado de la combinación de los alelos Ɛ2, Ɛ3 y Ɛ4. En el caso del alzhéimer, los individuos con dos alelos Ɛ4 son los que presentan un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
"Todavía no entendemos completamente cómo esta variante aumenta el riesgo de degeneración cerebral, simplemente sabemos que es así, y que este riesgo se modifica según el sexo, la raza y el estilo de vida", señala la autora principal del estudio y profesora de neurología Fanny Elahi.
"Nuestra investigación proporciona nuevos conocimientos sobre cómo el APOE4 afecta a los vasos sanguíneos del cerebro y puede proporcionar un camino a seguir para la detección temprana de enfermedades neurodegenerativas", subraya Elahi.
Los ojos, una ventana al cerebro
Se ha demostrado en estudios realizados en ratones que el APOE4 afecta a los capilares del cerebro. Y hace tiempo que se sospecha que esos pequeños vasos sanguíneos desempeñan un papel importante en la enfermedad de Alzheimer.
- Los capilares cerebrales suministran nutrientes y oxígeno al cerebro, y también se encargan de recoger desechos que genera este órgano como la proteína beta amiloide (recordemos que la acumulación de esta proteína en forma de placas es la principal causa de alzhéimer).
- Si estos vasos se dañan podría acumularse proteína beta amiloide y provocar deterioro cognitivo, señala la investigadora.
El problema es que no existe tecnología para visualizar los capilares cerebrales en persona vivas. Pero lo que sucede en los capilares de los ojos pueden ser un buen reflejo de lo que ocurre en los del cerebro.
Así lo pensaron la profesora Elahi y su equipo, y consiguieron demostrar que los cambios en los vasos cerebrales provocados por el APOE4 se pueden detectar en humanos a través de un escaneo ocular fácil y cómodo.
La retina es un tejido que permite la penetración de la luz y comparte similitudes biológicas con el cerebro, por eso los investigadores creen que puede ayudar a determinar qué pueden estar haciendo las variantes del APOE4 en capilares similares dentro el cerebro, incluso en personas sin demencia.
Sofisticado escáner de retina
Los científicos utilizaron una avanzada técnica –angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA)– para escanear los ojos de personas mayores con y sin mutaciones APOE4 y evaluar los vasos sanguíneos más pequeños en la parte posterior del ojo.
- Al analizar las exploraciones de retina, los investigadores encontraron que los portadores del APOE4 tenían una densidad capilar reducida, un efecto que aumentaba con la edad de los participantes.
- Para comprobar si esas exploraciones reflejaban con precisión lo que estaba sucediendo en el cerebro, el equipo comparó las anomalías observadas en el escáner de los capilares de la retina con el flujo de sangre al cerebro, medido mediante resonancia magnética.
- Y descubrieron que las personas con mayor densidad capilar de la retina también tenían un mayor flujo sanguíneo en el cerebro. O lo que es lo mismo: una buena salud de los capilares de la retina era indicativo de un correcto riego cerebral.
Los ojos no solo son una ventana al alma, también son un camino para comprender las enfermedades del cerebro.