Prueba de esfuerzo: en qué consiste y por qué se hace

Esta prueba está indicada cuando se sospecha que hay un problema en el corazón que se manifiesta durante la actividad física, así como para determinar el grado funcional de quienes han tenido un infarto. También se realiza en deportistas para medir su entrenamiento.

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Dra. Amelia Carro
Dra. Amelia Carro

Coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC)

Diana Llorens
Diana Llorens

Periodista

Prueba de esfuerzo corazón
iStock by Getty Images

La prueba de esfuerzo sirve para detectar posibles problemas en el corazón que se manifiestan cuando la persona realiza actividad física.

Como su nombre indica, consiste en llevar a la persona a un pico de actividad en el que se puede reproducir lo que le sucede en su vida diaria cuando realiza un esfuerzo.

A quién se le realiza esta prueba

La prueba de esfuerzo se hace cuando se sospecha una enfermedad en la que los síntomas se manifiestan durante el esfuerzo”, explica la Dra. Amelia Carro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Está indica cuando se sospecha que hay una cardiopatía isquémica (que engloba tanto la angina de pecho como el infarto), algunas arritmiasque se presentan durante el esfuerzo o cualquier otro síntoma desarrollado durante el ejercicio.

  • Se realiza, por ejemplo, en personas que notan dolor en el pecho al caminar, pero no en reposo, algo que podría indicar que hay una angina de pecho.

Se trata de una prueba complementaria, es decir, que por sí misma no da un diagnóstico, sino que “complementa la labor clínica del médico”, aclara la Dra. Carro.

  • También se realiza en personas que ya han tenido un problema cardíaco, como un infarto. En este caso, el objetivo es ver cuál es el grado funcional de la persona y si pueden, por ejemplo, retomar su trabajo o volver a realizar actividades que hacían antes.

La prueba de esfuerzo, sin embargo, no está indicada en las personas que no tienen síntomas. En los últimos años, se ha extendido la práctica de realizarse pruebas de esfuerzo para descartar problemas de salud. Sin embargo, tal y como apunta la Dra. Carro, “cuando no hay síntomas, el médico no sospecha ninguna enfermedad y no sospecha que la prueba de esfuerzo vaya a tener ninguna alteración, con lo que hacerse una prueba de esfuerzo no suele tener rentabilidad diagnóstica”.

Incluso puede causar una falsa sensación de que se puede realizar un ejercicio muy intenso (por ejemplo, correr una maratón). No obstante, con la prueba de esfuerzo no se puede reproducir lo que sucederá en los 40 kilómetros que se recorrerán, en los que no solo se pone a prueba el corazón sino también las reservas de glucógeno, el músculo, el riñón, etc.

Prueba de esfuerzo en deportistas

En deportistas, especialmente los que compiten, se suelen realizar también pruebas de esfuerzo. No obstante, el objetivo en este caso no es detectar o controlar enfermedades cardiacas, sino medir su desempeño en el deporte.

Lo que se hace en estas pruebas de esfuerzo funcionales para deportistas es medir otros parámetros de esfuerzo como puede ser el lactato o el volumen máximo de oxígeno, entre otros”, explica la doctora.

Se suele realizar una prueba al principio de la temporada y se compara con el pico de la temporada. “Eso te da una idea de si el entrenamiento está siendo válido o si tienes que cambiarlo”, indica.

Cómo se hace la prueba de esfuerzo

No existe una única prueba de esfuerzo, sino que el médico la adaptará a cada persona en función de los síntomas que presente, su estado físico, la actividad que desencadena los síntomas, etc.

Se intenta reproducir el esfuerzo que hace la persona”, señala la Dra. Carro.

  • Si habitualmente camina o corre, se suele hacer en un tapiz rodante. Si está menos habituado a esta actividad, se puede hacer en una bicicleta.
  • Para los deportistas hay también dispositivos adaptados a diferentes tipos de deporte, aunque no son habituales en los hospitales.

No hay un protocolo fijo”, explica la doctora, “se necesita un asesoramiento médico muy particular y a veces puede llevar tiempo saber el tipo de prueba de esfuerzo que se tiene que hacer”.

La prueba suele empezar caminando a un ritmo lento (poco más de 2 km/hora), y progresivamente se va aumentando tanto la velocidad como la pendiente. En función de la persona, el médico lo aumentará de forma continua (por ejemplo, medio kilómetro/hora cada minuto) o discontinua.

  • Así, en personas que no hacen ningún tipo de deporte o en personas mayores, es posible que la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y los parámetros que el médico mide lleguen a un nivel suficiente para confirmar o descartar las sospechas del médico cuando todavía esté caminando y no sea necesario correr.

La prueba se puede detener porque el médico lo diga o porque la persona lo pida”, señala la doctora.

Preparación para la prueba de esfuerzo

No se requiere una preparación especial, pero sí que es importante ir con ropa y calzado cómodos para hacer actividad física.

Respecto a las comidas, no debemos ir en ayunas a hacer una prueba de este tipo porque nos puede dar una lipotimia.

Sin embargo, tampoco es recomendable realizar una comida copiosa justo antes.

Si la prueba se hace por la mañana, que la persona haya desayunado, y si es por la tarde, que haya pasado al menos hora y media desde que ha comido”, recomienda la doctora.

Complicaciones durante la prueba

Aunque no suelen ocurrir complicaciones durante la prueba de esfuerzo, puede ocurrir que la persona no se adapte al tapiz rodante.

Hay que recordar que la persona llevará muchos electrodos pegados en el cuerpo y un medidor de tensión en el brazo, algo que puede resultar incómodo.

Además, durante la situación de pandemia, “quien se haga una prueba de esfuerzo lo tiene que hacer con mascarilla”, recuerda la Dra. Carro.

El esfuerzo durante la prueba puede desencadenar el dolor en el pecho típico de la angina (que es lo que se busca). También puede provocar una arritmia e incluso una muerte súbita, aunque no es lo más frecuente.

Estamos preparados para ello”, explica, “de hecho en personas que nos cuentan síntomas lo que buscamos es desencadenarlos y ver si tienen que ver con el corazón”.

Si en la prueba se ve que es poco probable que el problema venga del corazón, habrá que analizar los bronquios u otras posibles causas.

Contraindicaciones de la prueba de esfuerzo

No todo el mundo puede hacerse una prueba de esfuerzo.

Si la persona ha tenido un ictusen los tres meses previos, si tiene una hipertensión mal controlada, si al auscultarla sospechas que puede tener un problema valvular, son condiciones contraindican hacer la prueba”, explica la doctora.

Por ello, antes de una prueba de esfuerzo es imprescindible pasar por la consulta del médico que es quien, si existe alguna sospecha y no está contraindicado, nos indicará la prueba.