Cómo quitar las durezas de los pies, paso a paso

Si las durezas de los pies van a más, pueden convertirse en una lesión dolorosa. Te explicamos qué hacer para quitarlas tú misma en casa y en qué casos conviene acudir al especialista.

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Mujer aplicando crema hidratante en los talones
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Hidratar los talones a diario es fundamental para evitar que aparezcan durezas y grietas.

María Teresa Alcalde
María Teresa Alcalde

Licenciada en Farmacia y experta en Dermocosmética

Si no les has prestado demasiada atención a tus pies en invierno, cuando llega el buen tiempo es "casi obligado" darles los mimos que se merecen por varias razones. Y una de ellas es que problemas como las durezas se hacen mucho más visibles en esta época e incluso se pueden acentuar.

Las durezas son engrosamientos de la piel que se forman porque se acumulan células muertas. Aparecen por la presión del zapato o porque es estrecho, por la forma de andar, la deformación de los dedos...

Aunque no suelen molestar, cuando se vuelven muy gruesas sí pueden doler o agrietarse, siendo además una puerta de entrada para hongos y bacterias que pueden provocar infecciones

Qué hacer para quitar las durezas y que no vayan a más

El primer paso es una correcta higiene e hidratación de la zona.

 1. Lava los pies a diario con un limpiador de pH ácido, menor que 7, que protege el manto graso natural de esta zona. Seca bien los espacios entre los dedos para evitar que la humedad cause una infección por hongos. 

2. Hidrátalos preferentemente por la noche, para no aumentar la sudoración durante el día. Ten en cuenta que una piel bien hidratada es mucho más elástica, y esto hace que se adapte mejor a la fricción o a la presión que puede ejercer el calzado al caminar.

Exfoliarlos también es fundamental para que esas células muertas no se acumulen en exceso. 

3. Exfólialos una o dos veces por semana con una crema con microgránulos, una piedra pómez o una lima específica para pies. Así eliminas la acumulación de células muertas y previenes que las durezas vuelvan a aparecer.

4. Camina descalza por el césped o por superficies suaves (por ejemplo, un suelo que sea de parquet) para fortalecer los músculos de la zona. Si andas por la orilla de la playa y dejas que el agua golpee los tobillos, lograrás exfoliarlos de forma natural gracias al contacto con el agua del mar y los granos de arena. 

Elegir bien el calzado evita durezas y talones agrietados

La elección del calzado influye más de lo que piensas en tu salud. Unos zapatos inadecuados pueden acentuar el cansancio crónico, los dolores artríticos y lumbares... y también pueden favorecer que se formen durezas y los talones se agrieten. 

Elige un calzado cómodo, amplio, de material transpirable y suave (piel, tela...) porque ayudan a que el pie se airee, y con la suela amortiguadora y flexible. Los zapatos de goma o de plástico, en cambio, facilitan la formación de durezas y también de ampollas porque son mucho más rígidos y favorecen la fricción.

No abuses de las típicas chanclas, y más si ya tienes durezas en los pies. La sequedad extrema de la piel puede hacer que se formen grietas en los talones. En verano, lo que más aumenta el riesgo es el uso continuado de sandalias muy planas y descubiertas por detrás, como las chanclas de playa.

Por eso, lo aconsejable es ir cambiando de calzado y no abusar de ninguno en concreto. Alterna modelos, hormas y altura del tacón para evitar las posturas forzadas (apoyo mal repartido, dedos muy apretados, etc.) y la presión excesiva en algunas zonas, que pueda dar origen no solo a durezas, también a rozaduras, ampollas y dolor.

¿voy al podólogo para tratar mis durezas?

 Cuando los bordes de las durezas están muy definidos, su color es más oscuro y duelen al caminar es que las durezas se han hecho más profundas. Es lo que se conoce médicamente como heloma plantar (ojo de gallo) y hay que acudir al podólogo para que lo resuelva. 

El especialista eliminará esa piel con una técnica llamada quiropodia, pero para que no vuelva a repetirse es probable que pida un estudio biomecánico de la pisada. Si lo ve necesario, recomendará unas plantillas adaptadas a la forma de tu pie y a cómo caminas. 

Soluciones exprés para otros problemas de los pies en verano

  • Los pies hinchados y doloridos se alivian con baños de agua templada con sal.
  • La sudoración excesiva y el mal olor se mantienen controlados con la higiene diaria y el uso de antitranspirantes y desodorantes específicos para los pies. 
  • La uña encarnada o uñero, que crece clavada dentro de la piel, se puede prevenir si cortas las uñas rectas y no muy cortas.