Una protección adecuada y el uso de productos específicos ayudará a evitar los efectos nefastos del sol en afecciones como la rosácea o las manchas cutáneas.
Relacionar el verano con una piel más bonita y bronceada es algo inevitable, pero hay problemas dérmicos que empeoran con el sol, por eso conviene tomar más precauciones en esta época del año.
Las pieles especialmente sensibles y reactivas son las que peor lo pasan. Y dentro de esta clasificación se incluyen alteraciones como la rosácea o la dermatitis atópica. También pueden aumentar las manchas si no se toman las medidas oportunas. A continuación repasamos estas y otras alteraciones, y te damos las claves para que eso no ocurra o, al menos, sobrellevarlo mejor.
¿Por qué empeora la rosácea en verano?
Si tus mejillas suelen estar enrojecidas o se "encienden" con facilidad, notas picor y tirantez e incluso aparecen pequeñas pústulas que pueden confundirse con acné, seguramente sufres rosácea, aunque lógicamente es el dermatólogo el que debe diagnosticarla.
Los síntomas típicos de la rosácea se producen porque los vasos sanguíneos de la cara (este trastorno solo ocurre en esta zona) se contraen y se relajan con demasiada facilidad. Por eso, ante ciertos estímulos (y el sol directo es uno de ellos) se produce una dilatación exagerada que provoca el típico enrojecimiento en el rostro.
En la rosácea, el sol actúa como desencadenante y dilata los capilares de la cara
Otros factores que lo provocan son los ambientes muy secos con aire acondicionado, las comidas picantes, el café y el alcohol o el uso del secador de pelo. De hecho, tal y como afirma el dermatólogo José Carlos Moreno, "todo aquello que te ponga rojo, ya sea una comida, el calor o los nervios, puede provocar un brote".
¿Cómo cuidar la rosácea en verano?
- Protección especial. Además de evitar los factores desencadenantes, cuando te expongas al sol usa un protector solar SPF 50+ específico para pieles con rojeces. Hoy en día ya existen productos de este tipo que controlan la vasodilatación de los capilares, hacen un efecto pantalla frente a la radiación UV y llevan activos calmantes como las células madre de algodón.
Si tienes rosácea no puedes usar cremas "normales" porque tu piel reacciona mal
- Limpieza con árbol de té. Se sospecha que una de las causas de la rosácea podría ser una mayor concentración de un parásito (el Demodex folliculorum) que habita en la piel. Lavar el rostro con geles a base de árbol de té ayudaría a reducir los brotes.
¿Cómo afecta el sol a las manchas de la piel?
Los rayos UVA alteran la producción de melanina, por lo tanto son el principal culpable de la aparición de nuevas manchas en la piel o de intensificar las que ya existen.
- Manchas blancas. Los médicos denominan a esta alteración hipomelanosis guttata y se sabe que está claramente relacionada con el daño solar: las células de la piel sobreexpuestas al sol se quedan sin melanina y la zona se despigmenta. Suelen ser muy pequeñas (entre 1 y 6 mm) y aparecen normalmente en las espinillas (área pretibial) y los antebrazos, aunque también pueden generarse en la cara y la parte superior de la espalda.
- Manchas marrones. Puede tratarse de un lentigo solar. Son manchas redondeadas, de color uniforme que varían de pardo claro hasta marrón muy oscuro. Se sitúan en zonas expuestas al sol como la cara, el escote o los hombros, donde la piel es más fina que en el resto del cuerpo. Aumentan alrededor de los 40 años, justo cuando el capital solar se va agotando, o incluso antes si pasas mucho tiempo al aire libre.
- Melasma. Se trata de una pigmentación difusa de color marrón claro que se localiza en la frente, labio superior, mentón y pómulos. Pueden aparecer durante el embarazo, la menopausia o por tomar anticonceptivos. Debes vigilar ahora porque, aunque el culpable no es el sol, la intensifica.
¿Cómo evitar que el sol aumente las manchas?
- Protección solar alta. Tanto para evitar la aparición de hiperpigmentaciones como para que no aumenten las ya existentes, no hay más aliado que la crema solar con un SPF alto.
- Tratamiento nocturno. Si son oscuras puedes disminuir su intensidad aplicando una crema despigmentante por la noche. De todas maneras, estos tratamientos funcionan solo si la mancha es relativamente nueva, si es antigua se requieren tratamientos médico-estéticos.
¿Por qué el sol puede empeorar la Dermatitis atópica?
Los síntomas de esta alteración son fáciles de detectar: piel seca, rugosa, escamosa, enrojecida, con picor... Ocurre sobre todo en las zonas de flexión, como la parte interna de los codos y detrás de las rodillas, pero también puede aparecer en el cuello, la cara, las manos y los pies. Y aunque existe la creencia de que es propia de niños, afecta a un 10% de la población adulta.
Se desconoce la causa exactaque provoca la dermatitis atópica, pero se sospecha que el origen está en una disminución de la concentración de ácidos grasos esenciales en la piel, lo que aumenta su sensibilidad.
La dermatitis atópica afecta a un 10% de la problación adulta
La cara y la cruz del sol. Si la afección es moderada puede llegar incluso a mejorar con baños de sol, lógicamente usando la protección adecuada, y siempre siguiendo las pautas de exposición solar recomendadas por tu dermatólogo. Pero si la exposición es excesiva o los brotes son en la cara (cara roja atópica) puede acentuarse el problema.
¿Cómo cuidar la dematitis atópica en verano?
- Vacaciones en la costa. La dermatitis mejora con cierto grado de humedad, ya que se trata de una enfermedad propia de pieles excesivamente secas, además de sensibles. Así que evita los protectores solares que resequen la epidermis (geles, sprays...) y opta por productos ricos en ácidos grasos esenciales (omega 6) y ceramidas. No abuses de las duchas y usa una crema específica para este tipo de pieles al menos dos veces al día.
Veranear en la playa y relajarte, dos buenos consejos para aliviar la dermatitis
- Relajación. Aprovecha estos días para relajarte. Un paseo a primera hora de la mañana hace que liberes endorfinas y te carga de energía positiva. Ten en cuenta que en la dermatitis (como en la rosácea), los enfados, las situaciones de frustración, de estrés, de nervios o en las que se pasa vergüenza, predisponen a la aparición de brotes.