¿Estás contenta 100% con tu físico? Es probable que tu respuesta sea negativa. Y es que se calcula que un tercio de las mujeres y un cuarto de los hombres presentan “insatisfacción corporal” por no hablar de aquellos cuya dismorfofobia les hace verse deformes sin motivo real alguno.
Eso significa que una gran cantidad de personas no se encuentra a gusto con su aspecto. Es lógico que ocurra, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad en la cual se da muchísima importancia al físico si no que además, debido al efecto las redes sociales, ya no nos podemos comparar sólo con nuestras amigas, compañeras o vecinas como antaño, si no que nos vemos obligadas a compararnos con lo más selecto de una población una población literalmente mundial.
Pero es momento de reaprender a amar tu cuerpo tal y como es, de reconciliarte con él para sentirte plena y feliz. Piensa que la negatividad bloquea y, guiándote por ella, te será muy difícil propiciar cambios.
Analiza por qué no te gustas
La percepción sobre el aspecto físico se forma desde la infancia y hay muchos factores, a menudo subjetivos, que pueden llevar a tener una imagen corporal negativa.
- La mayoría de veces detrás de una autovaloración negativa hay una distorsión de la realidad producida por nuestra forma de pensar, probablemente influida por multitud de experiencias y factores externos que nos han acompañado a lo largo de la vida.
¿Qué es para ti tener un buen físico?
Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con cuerpos perfectos.
- Si caes en la trampa de compararte con ellos, es fácil que tu autoestima se vea afectada.
No debería haber una fórmula que defina como es un "cuerpo bonito"
Y es que el canon de belleza que nos han “impuesto” no se corresponde con la realidad o, mejor dicho, con las realidades. Porque hay muchas y muy diferentes; cada cuerpo es un mundo y todos son válidos, no hay (o no debería haber) una fórmula que defina a un "cuerpo bonito".
¿Cuándo nacieron tus complejos?
Muchas veces su origen se encuentra en una burla que nos hicieron durante la infancia, en un comentario malintencionado por parte de alguien de nuestro entorno o incluso el papel que se nos asignó en nuestra infancia dentro de la familia
Las burlas físicas en la infancia o ciertos comentarios pueden afectar para siempre
- Trata de recordar si alguien en algún momento te hirió y analiza si sus intenciones eran buenas y cómo te marcó ese episodio de tu vida.
¿Te fijas solo en lo malo?
Seguro que tienes claro qué partes de tu cuerpo no te gustan, y además es fácil que les prestes más atención de la que se merecen. Por ejemplo, si no te gusta tu nariz, seguramente te fijas en ella cada vez que te observas en una fotografía.
Si valoramos cada parte de nuestro cuerpo, seguro que encontramos algo que no esté a la altura, es una cuestión de probabilidad. En los resultados en un análisis de sangre extenso, la probabilidad de que encontremos algo alterado crece cuanto más numerosos son los valores que analizamos sin que ello revista importancia.
- ¿Te has parado alguna vez a pensar en las cosas buenas de tu físico? Puede que tengas un pelo precioso, una espalda bonita, unas manos delicadas, sepas moverte con gracia… O, simplemente, la expresión global de todo tu cuerpo sea atractiva a la vista. Tratar de identificar estos aspectos positivos es un buen ejercicio y la clave del cambio.
¿Cómo son las personas de tu entorno?
Tener alrededor gente muy preocupada por su cuerpo influye en nuestras actitudes y nos aboca a prestar demasiada atención a aspectos de nuestro físico que en realidad no tienen demasiada importancia.
Cómo reconciliarte con tu cuerpo
Al mirarnos al espejo, solemos prestar atención solo a nuestros defectos. Por ello, una buena forma de empezar a amar el cuerpo es practicar la técnica llamada mindfulness.
Esta técnica ayuda a prestar atención plena al momento presente sin juzgar, simplemente aceptando. Si consigues dominarla, en pocas semanas o unos meses podrás observarte en el espejo desde la aceptación y el amor hacia ti misma.
Para iniciarte en el mindfulness:
- Aprende a concentrarte. Elige un momento y un espacio libre de interrupciones. Concéntrate en tu respiración, en las sensaciones que produce el aire al entrar y al salir de tu fosas nasales o de tu pecho. Es normal que al principio te distraigas con facilidad. Poco a poco, te resultará más fácil volver a las sensaciones respiratorias y alejar la atención de lo superfluo.
Se trata de centrar tu atención en la respiración o en cómo está tu cuerpo, olvidando todo lo demás
- Reeduca tu atención. Si notas que tu atención se desplaza hacia los lugares de tu cuerpo que te disgustan, redirígela hacia tu respiración, sin regañarte.
- Detente en lo importante. Prestar atención a cómo sueltas el aire, a cómo late tu corazón, como están tus músculos de relajados... te servirá para ver que lo importante no es tu cuerpo sino lo que contiene, lo que tú eres.
Haz una lista de lo que más te gusta de ti
También es importante tener muy claro cuales son las partes de tu físico con las que te sientes a gusto, y ponerlo por escrito ayuda a centrar la atención en ello:
- Apunta en un papel todas las cosas buenas de tu cuerpo, las que más te gustan.
- Deja la lista en un lugar visible y ve añadiendo rasgos cuando se te ocurran.
- Cuando tengas pensamientos negativos sobre tu cuerpo, reléela.
Si te aceptas y te quieres tal y como eres, elevarás tu autoestima y los demás también te verán mejor. La clave de tu imagen y tu belleza es tu bienestar contigo misma.