Los ganglios más superficiales, los que están más cerca de la piel, envejecen entre 2 y 3 veces más rápido que los que están a niveles más profundos.
Con la edad, el sistema inmunitario se debilita. Por eso a medida que vamos cumpliendo años somos más susceptibles a sufrir infecciones: nuestras células defensivas son incapaces de generar una respuesta inmunológica fuerte.
Investigadores de la Universidad de Arizona han descubierto la causa de ese declive de nuestro sistema inmunitario. La respuesta está en los ganglios linfáticos, fundamentales para mantener y acelerar el respuesta inmune durante la infección, pero no en los más profundos sino en los que están más cerca de la piel.
Estos ganglios más superficiales envejecen entre dos y tres veces más rápido que los que están a niveles más profundos.
El estudio también ayuda a explicar por qué las vacunas que se administran a través de la piel generan una respuesta inmune más débil en personas mayores, o por qué falla la respuesta inmunitaria en el cáncer de piel.
glóbulos blancos, soldados del sistema inmunitario
Los glóbulos blancos, concretamente las llamadas células T, son los soldados del sistema inmunitario que te defienden frente a infecciones.
Son producidos por el timo, una glándula que se encuentra debajo del esternón y encima del corazón.
Esta glándula reduce de forma rápida la producción de células T a lo largo de la vida. En la pubertad, la producción de células T es el 10 % de lo que era al nacer. A la edad de 40 o 50 años, se reduce a solo el 1%.
"Si tu cuerpo no genera glóbulos blancos nuevos, al menos debería mantenerlos bien", señala el Dr. Janko Nikolich-Žugich, director de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona y líder del estudio.
Los ganglios linfáticos son los encargados del mantenimiento de las células T. Cumplen dos funciones principales.
- Mantener las células T sanas y vivas durante el mayor tiempo posible, a menudo décadas.
- Desencadenar una respuesta inmune durante la infección.
El papel de los ganglios linfáticos
Tenemos alrededor de 450 ganglios linfáticos. El Dr. Nikolich-Žugich los define como "cuarteles donde los pequeños soldados de células T van en busca de refugio, sustento y recuperación".
Es en los ganglios linfáticos donde el sistema inmunitario evalúa primero a su enemigo. Esto es importante porque no tenemos un ejército permanente de células T lo suficientemente grande para hacer frente a todas las infecciones.
Además, "tenemos relativamente pocos soldados que estén bien entrenados para lidiar con infecciones específicas", apunta.
Durante la infección, los glóbulos blancos especializados para combatir se dividen rápidamente en los ganglios linfáticos. Una célula puede generar un millón de otras. Viajan rápidamente al lugar de la infección utilizando los ganglios linfáticos como una especie de autopista.
Pues bien, el equipo del Dr. Nikolich-Žugich ha descubierto que esta red de ganglios linfáticos se deteriora a diferentes ritmos, aumentando el riesgo de infecciones.
Cómo se deterioran con los años
En experimentos realizados en ratones, el equipo de Dr. Nikolich-Žugich descubrió que, si bien el timo todavía producía algunas células T en ratones mayores, el problema era que esas células no llegaban a los ganglios linfáticos.
A continuación, intentaron ayudar al timo a generar glóbulos blancos adicionales para estimular la respuesta inmunitaria. Incluso cuando lo consiguieron, observaron el mismo comportamiento: muy pocas células T entraban en los ganglios linfáticos.
Se estaba viendo que el problema no estaba en una producción baja de glóbulos blancos, sino en los ganglios linfáticos.
"Estas células no aterrizaron donde se suponía que debían ir. Entonces empezamos a investigar los ganglios linfáticos como lal causa potencial de la deficiencia inmunológica que encontramos en las personas mayores. Y descubrimos que toda esta infraestructura que conforma el cuartel, los ganglios linfáticos, fue destruida", apunta.
De hecho, las células que aterrizaron en los ganglios linfáticos más cercanos a la piel en animales mayores se movieron como si tuvieran que salir rápidamente. Esto podría deberse, según el Dr. Nikolich-Žugich, a que los ganglios linfáticos no proporcionaban los nutrientes y el mantenimiento necesarios.
También vieron que las conexiones entre los ganglios linfáticos, las autopistas que forman entre ellos, se redujeron severamente.
"Es como si las propias células de los ganglios linfáticos no estuvieran bien, por lo que ya no estaban en contacto entre sí", concluye.
Implicaciones del estudio
Estos hallazgos ayudan a comprender por qué las vacunas en las personas mayores generan una respuesta inmune debilitada.
"Cada vez que se administra una vacuna, un ganglio linfático se verá afectado. Sin embargo, la mayoría de las vacunas no pueden reactivar los sistemas inmunitarios más viejos con la misma eficacia que los más jóvenes, lo cual es un problema para desarrollar protección", explica el Dr. Nikolich-Žugich.
Pero el sistema inmunitario, como los músculos, también se puede fortalecer con hábitos de vida saludables o desarrollando tratamientos que estimulen la función del timo (genera glóbulos blancos), lo que aumentaría la eficacia de las vacunas en personas mayores.
Los resultados de este estudio también pueden ayudar a desarrollar nuevos tratamientos contra el cáncer.
"El 85% de los casos de cáncer ocurre en personas mayores de 50 años. La base del funcionamiento del sistema inmunitario es la misma, por lo que si podemos ayudar a que los ganglios linfáticos mejoren para combatir las infecciones, también nos beneficiaremos de la inmunoterapia para el cáncer", concluye el líder del estudio.