Por qué no es buena idea reprimir los bostezos

Una reciente investigación ha demostrado que intentar evitar un bostezo solo consigue el efecto contrario, que no puedas parar de bostezar. La verdadera función de este gesto involuntario sigue siendo un misterio, aunque los científicos tienen varias teorías sobre su utilidad. Te las explicamos.

Actualizado a
bostezo no reprimir

Mujer bostezando

Isabel Osuna
Isabel Osuna

Periodista

"Sueño, hambre o aburrimiento grande", afirma un dicho popular para explicar la razón de los bostezos. Sin embargo, aunque es verdad que en estas situaciones este acto involuntario de abrir la boca es bastante habitual, también puede darse en momentos de estrés o ansiedad, o sin ningún motivo.

Lo cierto es que los científicos todavía no han encontrado una explicación definitiva sobre su utilidad, aunque teorías hay varias. Saber Vivir te cuenta los últimos descubrimientos acerca de este gesto común que los humanos compartimos con otros mamíferos.

Resistirse al bostezo es inútil

Seguro que en más de una ocasión has notado cómo te entraban unas ganas irrefrenables de bostezar en medio de una reunión o en una situación de lo más inoportuna y has intentado luchar contra ese impulso con todas tus fuerzas para no quedar en evidencia. O quizá hayas querido reprimirlo después de ver a alguien bostezando.

Pues bien, olvídalo, no sirve de nada. Investigadores de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) han comprobado que reprimir un bostezo aumenta las ganas de hacerlo y, por lo tanto, resulta más difícil evitarlo.

Tratar de reprimirlo cambia nuestra manera de bostezar

Para demostrarlo dividieron a los participantes en el estudio en dos grupos y les mostraron imágenes de varias personas bostezando. A unos les pidieron que actuaran con naturalidad y a los otros que intentaran reprimir las ganas de bostezar.

Los voluntarios fueron monitorizados para observar las reacciones que se producían en su cerebro. Además se contabilizó el número de veces que bostezaban. Y el resultado fue que los que intentaron frenar los bostezos no solo sintieron más necesidad de bostezar sino que al final lo hicieron más veces, aunque fuera de forma interrumpida, como "bostezos a medias".

Según los autores del estudio, nuestra capacidad para resistirnos al bostezo es limitada, "por mucho que intentemos controlarlo, cambiará nuestra manera de bostezar, pero no nuestra propensión a hacerlo".

Confirmado: es contagioso

El experimento pudo comprobar también que los bostezos son realmente contagiosos. Al parecer, el efecto contagio (llamado ecofenómeno) se desencadena automáticamente por reflejos primitivos en un área del cerebro responsable de la función motora.

Y en él intervienen las llamadas neuronas espejo, relacionadas con la capacidad de sentir empatía hacia otras personas, y también con la de aprender nuevas habilidades mediante la imitación.

Los descubrimientos podrían aplicarse en trastornos neurológicos, como los tics

Aunque el estudio puede parecer trivial, los investigadores creen que estos hallazgos sobre el mecanismo por el que se contagian los bostezos pueden ayudar a comprender trastornos como el síndrome de Tourette (en el que la persona repite tics o sonidos que no puede controlar), el autismo o ciertas demencias.

Pero por qué bostezamos

Aunque todavía no se ha hallado una explicación definitiva sobre la función que tienen los bostezos, las últimas investigaciones han demostrado algunos efectos que provocan en el organismo, lo que ha permitido elaborar varias teorías:

  • Refrigera el cerebro. Según un estudio publicado en "Physiology & Behavior", bostezar sirve para "enfriar" el cerebro y mantenerlo en una temperatura adecuada, ya que esta puede sufrir oscilaciones en función de factores como el clima, el sueño o el estrés. Esta refrigeración mejoraría el rendimiento mental, la concentración y el estado de alerta. Quizá por eso bostezamos más por la mañana, porque necesitamos activarnos.
  • Aumenta el oxígeno. Abrir la boca al máximo y respirar profundamente activa el riego sanguíneo y esto contribuye a aumentar el suministro de oxígeno al organismo, también al cerebro. Algunos estudios refuerzan esta teoría al argumentar que niveles bajos de oxígeno provocan somnolencia y cuando el ambiente está muy cargado, con altas concentraciones de dióxido de carbono, tendemos a bostezar más, aunque otros investigadores sostienen que no hay evidencias de ello.

Aunque se asocian al aburrimiento, los bostezos parecen activar el cerebro

  • Pone en alerta... Los humanos no somos los únicos que bostezamos y la observación de algunos animales, como los lemures, ha demostrado que suelen hacerlo cuando se sienten amenazados, lo cual ha llevado a pensar a los expertos que quizá bostezar eleva su estrés, agudiza sus sentidos y les ayuda a estar más alerta ante el peligro.
  • ...O relaja. Sin embargo, otra teoría sostiene lo contrario: que algunos animales bostezan después de haber cazado o escapado de un peligro precisamente para reducir el estrés y relajarse. En esta línea, serviría también para movilizar tanto los músculos de la cara como la mandíbula, que suelen acusar la tensión o el estrés.

¿Más largo, más inteligencia?

A menudo asociamos la visión de una persona bostezando a alguien que está "cazando moscas", es apático o no tiene ningún interés por lo que le rodea. Pero quizá nada más lejos de la realidad.

Según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York (EE. UU.), los bostezos largos podrían ser una señal de inteligencia. Los autores del curioso trabajo llegaron a esta conclusión tras comparar la duración de los bostezos de diferentes animales. Y vieron que cuanto mayor número de neuronas tiene su cerebro, más segundos dura de media el bostezo.

Pero si es demasiado frecuente, cuidado

Aunque en la mayoría de los casos los bostezos son algo normal y no están relacionados con ningún problema de salud, cuando de repente aumenta su frecuencia y se repiten muy a menudo pueden esconder algún trastorno. Se conoce con el término de "bostezo excesivo" y podría ser una señal de alerta de alguna de estas patologías:

  • Trastornos del sueño. Como insomnio o apnea.
  • Enfermedad cardiovascular. Los bostezos se pueden deber a una reacción del nervio vago (que parte del cráneo y baja por la faringe, el esófago, la tráquea, etc.) causada, por ejemplo, por un ataque cardiaco.

Algunas personas bostezan más antes de una migraña

  • Tumor cerebral. Los bostezos reiterados también pueden ser síntoma de accidente cerebrovascular, epilepsia o esclerosis múltiple.
  • Migrañas. Algunas personas bostezan más de lo habitual, cada pocos minutos, justo antes de sufrir un episodio de migraña.
  • Efecto secundario de algunos medicamentos. Como antidepresivos, ansiolíticos, antihistamínicos, antihipertensivos...