Ser “sensible” a los principios activos de algunos fármacos (o la suma de varios), puede generar cambios bruscos en el humor y el ánimo de las personas que los toman.
En ocasiones (sobre todo si se siguen tratamientos continuados), estas sustancias alteran la química cerebral (neurotransmisores), y en otros casos agotan ciertos nutrientes esenciales y acaban desequilibrando el sistema nervioso, afectando a las emociones y a la mente.
Los medicamentos que te alteran
En ocasiones sus efectos negativos surgen a los pocos días de iniciar el tratamiento pero también semanas o incluso meses después. Algunos de los fármacos que pueden alterar el ánimo son:
Antidepresivos
Actúan sobre los neurotransmisores que influyen en las depresiones, la ansiedad y el insomnio. Se necesitan alrededor de 4 semanas para que mejoren el estado de ánimo, pero es frecuente que al principio, y de forma pasajera, aumenten algunas sensaciones negativas.
Sin embargo, es un tipo de medicación que no debes dejar de golpe, sin el consejo de tu médico.
- Él te indicará cómo reducirlos progresivamente para evitar una recaída de la depresión o la aparición de sensaciones desagradables como la ansiedad o inestabilidad.
Anticonceptivos
Producen cambios en el sistema hormonal que pueden afectar a algunas mujeres y en ciertas ocasiones desembocar en ansiedad y depresión.
- Otro de los efectos puede ser el agotamiento de ciertos nutrientes como la vitamina B6, esencial para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Los anticonceptivos orales también pueden tener efectos sobre nutrientes como la vitamina B2, B12, C, E y ácido fólico, por lo que, además, pueden provocar problemas de visión, insomnio, debilidad...
Anti-neurálgicos
Este tipo de fármacos son utilizados para el tratamiento de los dolores de nervios como la ciática, pueden acarrear trastornos del humor, mareos, somnolencia, falta de concentración, temblores, excitación nerviosa o alteraciones de la libido.
- Para evitar trastornos psicoemocionales también se deben ir reduciendo con precaución.
Corticoides
Se usan para controlar procesos inflamatorios de piel, nervios y articulaciones, pero pueden alterar el equilibrio hormonal, metabólico y del sistema nervioso, provocando numerosos trastornos (alteraciones del humor y el sueño, ansiedad, euforia, debilidad, irritabilidad...), sobre todo si se toman durante un periodo prolongado.
Este tipo de tratamientos deben dejarse de forma paulatina y bajo control médico
Los nutrientes que pueden verse afectados al tomar este tipo de fármaco son minerales como el calcio, el cromo, el zinc y la vitamina D.
Después de meses o años de tratamiento se deben dejar con supervisión médica.
la señales de que te sienta mal
Para comprobar si la medicación que tomas está relacionada con tus cambios bruscos de humor, presta atención a estas señales:
- Al poco tiempo de empezar un tratamiento farmacológico aparecen sensaciones desagradables: te sientes agotada, impaciente e irritable, tienes el sueño alterado, por la mañana te cuesta levantarte y cualquier dificultad familiar o laboral se hace difícil de superar.
- Si hace meses o años que estás siguiendo un tratamiento y desde hace algún tiempo te notas algo más débil, han aumentado tus dolores, sientes las piernas agarrotadas, te cuesta conciliar el sueño y tu humor sufre muchas oscilaciones.
Una depuración puede ayudar
Consulta con tu médico para determinar si es un fármaco lo que te está creando el trastorno. En caso afirmativo, te indicará cómo evitar o reducir las alteraciones o si debes abandonar el tratamiento de forma progresiva.
Desintoxicar tu organismo te ayudará a eliminar las sustancias
- Favorecer la desintoxicación del organismo bebiendo más agua y caldos depurativos (de apio, alcachofa y cebolla) e incluyendo en tus platos lecitina de soja y alcachofa mejora la eficacia del hígado para eliminar sustancias perjudiciales.
Fármacos que "roban" nutrientes
Conocer los medicamentos que pueden agotar algunos nutrientes es muy útil para reponerlos en caso de necesidad (siempre con el consejo de tu médico) y reducir sus efectos negativos. Piensa que tu ánimo se resentirá todavía más si abusas de fármacos que “te roban” nutrientes, como:
- Antiácidos: pueden afectar a tus reservas de vitamina A, complejo B, calcio y fósforo, lo que te podría provocar debilidad muscular y malestar general.
- Anticolesterol: Agotamiento, atrofia muscular, debilidad, dolor de cabeza y mareos puedes venir dados por la falta de vitamina B12 y Q10 que puede provocar este fármaco.
Siempre debes consultar con tu médico antes de tomar o dejar un fármaco
- Antiepilépticos: Te "roban" el ácido fólico por lo que al tomarlos puedes notar dificultad de concentración, temblores, somnolencia y lentitud.
- Antigotosos: Con estos, se ven afectados nutrientes como la vitamina A, B12 y el potasio. Sus efectos son debilidad (por anemia), problemas musculares, náuseas...
- Antihipertensivos: agotan tus reservas de potasio por lo que puedes notar insomnio, depresión, debilidad, calambres y rampas musculares.
- Diuréticos: Pueden bajar tus niveles de complejo B, zinc, potasio y magnesio. Esto provoca debilidad, espasmos musculares, visión borrosa, mareo y cefalea.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): su abuso puede provocar fatiga, depresión, vértigo, insomnio, ansiedad, nerviosismo, confusión... debido a la falta de vitamina B1 y C.