La migraña es una de las enfermedades con mayor prevalencia en el mundo y, aunque a menudo se le resta importancia, también es una de las que más afecta a la calidad de vida. Según la OMS, es la sexta enfermedad más incapacitante, pero no siempre es fácil dar con el tratamiento adecuado para cada paciente.
Un estudio del Hospital Vall d'Hebron abre la puerta a aplicar terapias más personalizadas simplemente realizando un test de saliva que permita analizar los niveles de una proteína concreta que tiene un papel clave a la hora de decidir qué tratamiento es el más adecuado. Los resultados del trabajo han sido publicados en la revista Cephalalgia.
Una enfermedad invalidante
La migraña es un dolor de cabeza intenso y pulsátil que empeora con el movimiento y ante estímulos como la luz o el ruido. Es tan incapacitante que pueden dejar a la persona postrada en cama.
Los ataques duran entre 4 y 72 horas; y pueden ir precedidos o acompañados de auras sensitivas (por ejemplo ver destellos de luz) o de lenguaje.
Durante las crisis, se liberan varias sustancias que se relacionan con el dolor. Una de ellas es una proteína relacionada con el gen de la calcitonina (CGRP, por sus siglas en inglés). A pesar de que hay muchos fármacos para la migraña, los que más se utilizan bloquean esta proteína, pero no siempre funcionan.
Ahora, el grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha medido los niveles de esta proteína en saliva durante los ataques de migraña y ha observado que existen dos tipos de ataques: aquellos en los que aumenta el CGRP y aquellos en los que no aumenta.
Saber de antemano cuál es tu caso ayudaría a elegir el fármaco que mejor te va a funcionar. Y podría hacerse mediante un sencillo test de saliva.
Biomarcadores de la migraña
A pesar de la gran prevalencia de la migraña, especialmente entre las mujeres, actualmente no existen biomarcadores que puedan ser utilizados para el diagnóstico de la enfermedad o para predecir la eficacia del tratamiento.
Para llenar ese vacío, el equipo de investigadores de Vall d'Hebron estudió a 22 mujeres con migraña esporádica y 22 sin dolor de cabeza, de entre 18 y 65 años.
- De todas ellas se hizo seguimiento durante 30 días. El primer día, se tomaba una muestra de sangre y, durante el resto del mes, las participantes tenían que coger muestras de saliva cada mañana.
- En caso de sufrir un ataque de migraña, también tenían que coger muestras de saliva en tres momentos: al inicio del ataque, 2 horas después y 8 horas después. En total, se pudieron estudiar 49 ataques de migraña.
Test de saliva versus análisis de sangre
Con los resultados en la mano, se compararon los niveles de CGRP entre las mujeres sin dolor de cabeza y las mujeres con migraña esporádica. Los investigadores vieron que los niveles de esta proteína eran casi el doble en las personas con migraña.
- Estas grandes diferencias que se observan a partir de la saliva no se ven en la sangre, lo cual deja claro que las muestras de saliva son más útiles para medir la CGRP que los análisis de sangre.
"Decidimos escoger la saliva como matriz para medir los niveles de CGRP por dos razones principales. La primera se basa en nuestra intención de monitorizar todas las fases del ciclo de la migraña durante 30 días consecutivos, por lo que teníamos que escoger un método no invasivo para las participantes", explica a Saber Vivir la Dra. Alicia Alpuente, investigadora del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR y primera autora del estudio.
"La segunda razón es que la saliva, como líquido biológico, es más cercano al sistema trigéminovascular que está en la cabeza y el cúal se activa durante los ataques de migraña, por lo que los niveles de CGRP en saliva pueden reflejar la activación de este sistema. La mayoría de estudios previos han intentado medir el CGRP en sangre y han encontrado resultados muy dispares, pudiendo deberse a que en la sangre periférica se degrada antes y es más difícil medirlo", prosigue.
La evolución del ataque de migraña
El estudio también analizó los cambios en los niveles de CGRP en una misma persona durante el ataque de migraña. Y se comprobó que aumentan durante la crisis y disminuyen una vez ha pasado.
"Los niveles de CGRP en la saliva empiezan a elevarse antes de que empiece la cefalea, durante la fase premonitoria de la migraña. Ello indica que los niveles de CGRP que una persona tiene en saliva en un momento dado te indican la fase de la migraña en la que está, como hemos visto en el estudio. En un futuro lo ideal sería que, según estos niveles, pudiéramos predecir si la persona va a tener un ataque de migraña en las siguientes horas o días", explica la Dra. Alpuente.
"Es el primer estudio que muestra un cambio gradual de los niveles de CGRP durante el ataque y nos da más información sobre los mecanismos moleculares de la migraña, que hasta ahora solo se diagnostica en base a criterios clínicos basados en síntomas. Podría, por lo tanto, ser un biomarcador molecular para monitorizar la migraña", afirma.
Estos cambios se observaron en casi un 80% de los ataques de migraña, por tanto en la gran mayoría de los casos la CGRP aumenta. Sin embargo, en un 20% esto no ocurre.
Los investigadores también observaron que los síntomas cambian si aumentaba o no esta proteína.
- Además del dolor, la fotobia y la fonofobia (no se tolera ni la luz ni el ruido) aparecían cuando la CGRP estaba alta; mientras que el mareo aparecía cuando los niveles eran bajos.
Hacia tratamientos personalizados
Este estudio es un gran paso hacia una medicina más personalizada en el tratamiento de la migraña. Así lo explica la Dra. Alpuente:
"La migraña es una enfermedad silente, las personas que padecen un ataque lo pasan en casa, sin tener a día de hoy ninguna medida objetiva que refleje ese dolor. Poder medir el CGRP en los pacientes tiene una implicación diagnóstica muy importante así como terapéutica", apunta.
"Si somos capaces de caracterizar mejor a las personas que tienen migraña, desde un punto de vista de la biología, seremos capaces de llevar a cabo una medicina personalizada, que es la máxima aspiración que tenemos los que nos dedicamos a la migraña", subraya.
"Es frustrante ver como cada paciente que entra en tu consulta es diferente, y que el tratamiento que le ofreces no es individualizado. En el futuro se prevé que gracias a técnicas más sofisticadas (por ejemplo, el análisis de la saliva más una resonancia) seamos capaces de diferenciar los diferentes tipos de migraña", concluye.