El deporte, clave en la recuperación después de un cáncer de mama

Cada vez más estudios demuestran que hacer ejercicio no solo mejora el estado físico y psicológico de la mujer, sino que ayuda a prevenir algunas de las secuelas tras haber pasado por la cirugía del pecho.

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deporte tras cancer mama

Mujer tranquila

Isabel Osuna
Isabel Osuna

Periodista

Numerosas investigaciones han demostrado que huir del sedentarismo y hacer con regularidad ejercicio físico, junto con una dieta y unos hábitos saludables, es fundamental para prevenir el cáncer de mama.

Pero ¿y qué pasa con las mujeres que ya han sufrido esta enfermedad y están aún en fase de tratamiento y recuperación? Aunque se siguen realizando estudios, algunos de ellos centrados en deportes concretos como la marcha nórdica o el tiro con arco, los expertos lo tienen claro: la actividad física puede aportar muchos beneficios tanto a nivel físico como psicológico.

Menos recaídas y más calidad de vida

Según datos del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, las mujeres que se mantienen activas tras el diagnóstico tienen un 67% menos riesgo de recaída que las que tienen un estilo de vida inactivo.

Además, la práctica de ejercicio físico con regularidad mejora su calidad de vida.

  • El ejercicio ayuda a "disminuir la fatiga y los problemas de sueño", nos explica la doctora Verónica Pereira, del Servicio de Oncología Médica del Centro Médico Teknon.

La actividad física puede disminuir un 67% el riesgo de recaída en cáncer de mama

  • Y el hecho de mantenerse activa mejora el estado de ánimo de la paciente, aumenta su sensación de bienestar y reduce el estrés y la ansiedad.

RECUPERARSE DE LA CIRUGÍA de pecho

La doctora Pereira nos cuenta que, si no hay edema (hinchazón) ni dolor, la paciente puede incorporarse a la vida normal una semana después de la cirugía. Y si todo va bien, empezar a hacer deporte en las primeras semanas.

En algunos casos, sin embargo, puede ser necesario ponerse antes en manos de un fisioterapeuta especializado. Y es que las secuelas de la cirugía varían en función de si esta ha sido conservadora –se ha extirpado el tumor manteniendo la mama– o ha sido necesaria una mastectomía.

Dificultad en la extensión del brazo, dolor o falta de sensibilidad son algunas de las secuelas

"Puede haber un acortamiento de la piel entre el tórax y la axila que afecte a la extensión del brazo. También puede haber secuelas de tipo nervioso periférico, como dolor o falta de sensibilidad. Sobre todo en caso de mastectomía, pero a veces también pasa con cirugía conservadora", explica la oncóloga.

"Fisio" para prevenir el linfedema

Cuando además ha sido necesario extirpar los ganglios linfáticos (linfadenectomía), existe un 10% de probabilidades de que la paciente sufra linfedema, riesgo que aumenta a un 20-25% si también se realiza radioterapia en la axila, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer.

  • El linfedema consiste en una acumulación de líquido en el brazo, que causa aumento de su perímetro, pesadez, endurecimiento, dolor y dificultad para moverlo.

Cuando ha habido mastectomía o extirpación de ganglios se recomienda fisioterapia

"En los casos de linfadenectomía y mastectomía recomendamos hacer 3 semanas o un mes de fisioterapia dirigida a la movilización del brazo para prevenir y tratar estos problemas", comenta la doctora.

El fisioterapeuta especializado adaptará el tratamiento a cada paciente y, después, recomendará qué deportes son los más indicados en cada caso. Así como los ejercicios de estiramientos, relajación y respiración que pueden hacer en casa.

el ejercicio refuerza el sistema inmunitario

¿Y si la paciente debe hacer radioterapia o quimioterapia? Según la doctora Pereira, "el tratamiento no influye en poder iniciar el ejercicio físico, aunque se recomienda individualizarlo". Es decir, adaptarlo a cómo se encuentre la paciente y a la actividad física a la que estaba acostumbrada antes.

Las pacientes que hacen deporte sufren menos bajadas de defensas durante la quimio

"Hay evidencia de que la práctica regular puede mejorar la recuperación de defensas, o sea, que se reducen los días en los que hay una bajada de defensas, por ejemplo como consecuencia de la quimio", cuenta.

disminuyen los efectos secundarios

La especialista en cáncer de mama destaca, además, que tras la cirugía la mayoría de las pacientes tienen que seguir un tratamiento hormonal durante 5 años que les produce una serie de cambios metabólicos.

"Puede causarles diferentes trastornos, como un aumento del colesterol, alteraciones del estado de ánimo, etc. Y está comprobado que la práctica de ejercicio puede ayudar a regular esos cambios, a reducir los efectos secundarios del tratamiento hormonal o, al menos, bajar su intensidad", explica.

Mejor los deportes aeróbicos

En cuanto a qué tipo de deportes pueden ser más recomendables, la oncóloga del Centro Médico Teknon nos dice que, en principio, no hay ninguno contraindicado, pero que se debe valorar individualmente.

Los estudios demuestran que el ejercicio aeróbico puede prevenir las recaídas

Sin embargo, añade: "La mayor evidencia científica está a favor del ejercicio aeróbico y de resistencia. El aumento del índice de masa corporal está asociado a un mayor riesgo de recidiva (reaparición de la enfermedad) debido al mecanismo de producción hormonal. Y el control del peso que se consigue con el ejercicio aeróbico está asociado a la prevención de las recidivas".

  • Caminar a buen ritmo, correr, hacer bicicleta o natación son algunos de los ejercicios aeróbicos. Al ser deportes de menor intensidad pero realizados durante más tiempo, son beneficiosos para el sistema cardiovascular y la capacidad pulmonar, y mejoran la resistencia.
  • De ellos, la doctora Pereira destaca la natación, ya que además de movilizar los brazos, "en los ejercicios en el agua se amortigua el impacto en las articulaciones, aspecto que hay que tener en cuenta si la paciente sufre osteoporosis o artrosis, como puede suceder a partir de la menopausia. La natación no perjudica a nadie".

La marcha nórdica, una buena opción

Seguro que últimamente has visto a bastantes personas caminando con bastones a buen ritmo por la ciudad. Se llama marcha nórdica y diversos estudios sostienen que este deporte, asequible y fácil de practicar, puede resultar muy beneficioso también en la recuperación del cáncer de mama.

Al caminar con bastones, estimula la circulación y el drenaje linfático en los brazos

"Una publicación de un grupo de científicos italianos describe que la marcha nórdica activa el tronco y las extremidades superiores al caminar, aumentando su rango de movimiento e incrementando la resistencia muscular total del cuerpo", explica la doctora Pereira.

  • Al trabajar el tren superior (brazos, hombros, espalda), "mejora la circulación sanguínea en los brazos, estimula el drenaje linfático y puede mejorar el linfedema secundario en cáncer de mama", destaca.
  • La especialista recuerda que "el linfedema y las alteraciones de la sensibilidad local, así como el riesgo de trombosis venosa profunda debido a la afectación de la circulación local, son las principales secuelas en caso de mastectomía si va acompañada de linfadenectomía".
  • Y para prevenir estos problemas, puede ser recomendable "todo ejercicio que esté dirigido al control del peso y a mejorar el retorno venoso de las extremidades".

estudio sobre el tiro con arco

El Hospital Universitario Infanta Leonor, con la colaboración de la Federación Española de Tiro con Arco, está llevando a cabo desde hace dos años un programa en el que pacientes operadas de cáncer de mama han empezado a practicar este deporte.

Más agilidad, fuerza y mejor circulación linfática, algunos de los beneficios

De momento, el equipo del Infanta Leonor ha hecho un balance positivo y han observado los siguientes beneficios en las pacientes:

  • La contracción-relajación de los grupos musculares implicados en la práctica del tiro con arco favorece la circulación linfática.
  • La mayoría de las pacientes presentan mejoría a nivel funcional del brazo, tanto en agilidad como en fuerza.
  • Disminuye la sensación de pesadez que presentan.
  • No ha aparecido ningún caso de linfedema o, si ya existía, no ha empeorado.