“Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada”, empezaba la novela Cuatro amigos, de David Trueba. Nada más lejos de la realidad, según los últimas evidencias científicas al respecto.
Un nuevo estudio de la Universidad de Kansas se une a estas investigaciones. Destaca que conversar con un amigo, aunque sea una sola vez al día, para contar novedades, aumenta la felicidad y reduce los niveles de estrés.
Cómo ha de ser la conversación con amigos
La charla beneficiosa exige unos requisitos. No puede ser un simple intercambio de mensajes, aunque sean por audio, en WhatsApp. Han de ser conversaciones de calidad en las que intercambiar noticias y opiniones.
“Podemos cambiar la manera en la que nos sentimos un día cualquiera con este gesto comunicativo”
“La clase de comunicación que elegimos estudiar eran la que, según investigaciones previas, hacían que la gente se sintiera más unida a través de la conversación”, ha explicado el profesor Jeffrey Hall, primer autor del trabajo.
Esta charla de calidad debe abarcar al menos uno de estos siete aspectos importantes:
- Ponerse al día.
- Bromear.
- Demostrar afecto.
- Saber escuchar al otro.
- Valorar la opinión del otro.
- Alabar con sinceridad.
- Aportar comentarios meditados.
Cuantos más aspectos se toquen mejor es la calidad de la conversación. En la investigación, a más de 900 participantes se les pidió que practicaran charlas con al menos uno de estos aspectos y les pasaron luego encuestas de bienestar, ansiedad, conexión y calidad de vida.
Basta con una charla al día
El estudio constató que todas estas conversaciones de calidad eran válidas. “Hay muchos caminos para el mismo objetivo”, puntualiza el profesor Hall.
También señala que estos beneficios ya se dan con una sola conversación. “Podemos cambiar la manera en la que nos sentimos un día cualquiera con este gesto comunicativo”, asegura. Cuantas más charlas mejor. Pero una sola al día ya es suficiente para obtener un beneficio psicológico.
“Lo que importa es el mero hecho de acercarse intencionadamente a un amigo con el fin de mantener comunicación de una de esas maneras”, añade.
Otros estudios previos apuntaban que cuanto más interconectada está la persona, es más feliz. Hall afirma que es solo cierto en parte. “Cuanto más escuchas a tus amigos, más te preocupas por ellos y más tiempo dedicas a valorar las opiniones de los demás, mejor te sientes al final del día”, dice.
La mejor conversación es cara a cara
En la era de los móviles y la comunicación digital, se constata que estos nuevos medios son un arma de doble filo. Nos interconectan como nunca lo habían hecho antes. Sin embargo, también suponen un medio frío.
El estudio apunta que fueron las comunicaciones cara a cara las que estaban más relacionadas con la sensación de bienestar. Mucho más que el contacto a través de redes sociales. No descarta ciertos beneficios de estos otros medios para sentirse interconectado. Aunque es claro en la conclusión: “Si al menos una de las conversaciones es cara a cara, se nota la diferencia”, dice el profesor Hall.
En resumen, “una buena conversación con un buen amigo tiene muchas cosas buenas”. La siguiente pregunta es lógica. ¿Vale cualquier amigo? Si la conversación sigue alguno de los aspectos propuestos, se considera que el amigo cumple los requisitos. Aunque en esto también hay niveles.
Cuántas horas necesitas para hacer un amigo
Como apuntó Aristóteles, “la amistad es una fruta de maduración lenta”. Un estudio previo del equipo del profesor Hall ya investigaba en esta dirección. Este otro estudio concretaba cuánto debe madurar esa amistad. Cuántas horas necesitas para hacer un amigo:
- Es necesario alrededor de 50 horas de tiempo compartido para que un conocido pase a ser amigo esporádico.
- Se necesitan otras 90 horas para pasar de amistad casual a buen amigo.
- Y otras 200 horas más para que se convierta en un amigo íntimo.
“Un amigo no se consigue chasqueando los dedos. Mantener buenos amigos es la tarea más importante de nuestras vidas, y la mayoría de la gente lo confirma en su lecho de muerte”, sostiene el profesor Hall.
La manera en que las personas pasan el tiempo juntas para reforzar esa amistad naciente no es tan importante. Los investigadores, encontraron que además de charlas, el compartir actividades, siempre que no sean forzadas, pueden forjar una buena amistad.
Por eso, si el empleo no es satisfactorio, es más difícil que entre colegas de trabajo se creen lazos como los que se crean cuando se comparten aficiones.