El paso de una gran actividad a una inactividad casi total puede ser el desencadenante de enfermar en vacaciones.
Casi once meses esperando que lleguen las vacaciones de verano y al primer día te resfrías, te notas algo de fiebre o tienes dolor muscular. Esto les pasa a muchas personas y en ocasiones tiene que ver con el estrés.
Hablamos con Jesús Linares, profesor de psicología de la Universidad Europea, que nos explica por qué ocurre y qué podemos hacer para evitarlo.
¿Por qué enfermamos en vacaciones?
El desencadenante a menudo es el paso de una gran actividad a una inactividad casi total. Muchas personas están desbordadas en su trabajo y cuando llegan las vacaciones el parón es demasiado brusco.
“Hay una explicación hormonal”, explica Jesús Linares, “las hormonas del estrés (cortisol, adrenalina…), que tan necesarias son para mantenernos con un óptimo rendimiento en momentos de gran estrés, a la vez afectan a nuestro sistema inmune, debilitándolo y dejándonos expuestos a infecciones”, comenta Jesús Linares.
De todos modos, aclara Linares, “es probable que la persona ya estuviera algo enferma, pero estuviese tan centrada en su trabajo que no atendiera a los síntomas”.
Cuando tenemos más tiempo libre, tendemos a observarnos más y nos damos cuenta de pequeños síntomas que en el ajetreo del día a día probablemente no llamarían nuestra atención.
Además, cuando nos vamos de vacaciones, “a veces hacemos cambios bruscos de clima, nos subimos muchas horas a aviones, hacemos grandes esfuerzos físicos”, añade. Todos estos factores también pueden influir en que enfermemos.
Qué personas tienen más riesgo de enfermar
Las personas que gestionan mejor el estrés o sencillamente que van más relajadas en el día a día tienen menos riesgo de enfermar al empezar las vacaciones.
“Cuanto más adaptativos seamos”, menos probabilidad tenemos de que el estrés generado por el trabajo o las preocupaciones tenga un impacto al empezar las vacaciones. Es decir, “si hemos conseguido desconectar entre nuestras horas laborales, si hemos tenido un buen tejido social de apoyo… Y por supuesto si no nos ha pasado nada grave”, explica el psicólogo.
Estrategias para gestionar el estrés
La solución ideal para que el estrés acumulado no tenga consecuencias cuando paramos por vacaciones es aprender a manejarlo durante todo el año laboral y “no llegar con un hambre voraz de vacaciones”, explica Linares.
Esto lo podemos conseguir desconectando un rato cada día por medio de actividades que nos gusten, como el deporte, leer o pasear.
Una vez a la semana o cada quince días podemos hacer alguna actividad más especial. “Es imprescindible buscar y tener otras fuentes de bienestar y motivación más allá del ámbito laboral”, asegura Linares.
Estas otras claves te pueden ayudar a que la transición hacia las vacaciones sea más suave:
- Lo ideal sería que las últimas semanas de trabajo disminuyeras las tareas paulatinamente hasta el inicio de las vacaciones.
- Durante las vacaciones no entres en una inactividad absoluta. Haz pequeños planes, actividades que te exijan algo de esfuerzo, pero que te reporten satisfacción.
- Los planes que hagas durante las vacaciones deben ser flexibles y dar pie a la improvisación y a momentos de no hacer nada.